El 25 de noviembre es un día para recordar que la violencia machista es una de las principales herramientas del sistema heteropatriarcal para mantener oprimidas a las mujeres* y a las personas disidentes de género. Nuestra sociedad se basa relaciones jerárquicas y de poder. En ella, la desigualdad de género supone la discriminación y exclusión de las mujeres*. Pues bien, la violencia machista que se produce en el mundo laboral no es más que un reflejo de esta sociedad, a veces incluso acentuada, y por eso desde el sindicato LAB consideramos los protocolos contra la violencia machista herramientas importantes para hacer frente a esa violencia en los centros de trabajo.
También en la UPV/EHU se cruzan muchas de las expresiones de violencia que hay en la sociedad y muchas veces, como en el resto de los centros de trabajo, la violencia machista es una realidad que queda oculta, agravada por las relaciones de poder y por la precariedad que viven algunas trabajadoras. No se puede negar que se han dado pasos, por ejemplo, tenemos un protocolo contra la violencia machista, pero no es suficiente para hacer frente a todas las manifestaciones de violencia machista que se dan, y debemos estar alerta para identificarlas, denunciarlas y luchar contra ellas, poniendo para ello los medios, económicos como personales, necesarios y reforzando los recursos de la Dirección de Igualdad. La institución, además, debe impulsar la colaboración con los colectivos feministas organizados en la universidad y agentes sociales, incluidos los sindicatos, hasta lograr que todos los espacios de la universidad sean seguros para todas las personas, especialmente para quienes trabajamos y estudiamos en ella.
El compromiso y la apuesta del sindicato LAB es firme en la lucha para que los centros de trabajo sean espacios libres de violencia machista, también la UPV/EHU. Y para ellos nos comprometemos a dar pasos con toda la comunidad universitaria, en general, y especialmente con el movimiento feminista de Euskal Herria