28 de abril • DÍA MUNDIAL DE LA SEGURIDAD Y LA SALUD EN EL TRABAJO
Estamos asistiendo a un empeoramiento de la salud laboral. Los datos son claros. No lo dice solamente LAB, también los datos oficiales lo dicen, aunque son producidos por las Mutuas, ya que los Gobiernos, tanto de la CAPV como de Nafarroa, han renunciado a tener un sistema de recogida de datos propio. Año tras año aumentan los accidentes laborales, y el número de trabajadores y trabajadoras que mueren aumenta también. El año pasado 69 personas trabajadoras fallecieron en el trabajo en Euskal Herria. En la última década 580 trabajadores y trabajadoras han perdido su vida en el trabajo. Aumentan las enfermedades profesionales, aunque las Mutuas no las reconozcan, derivándolas a la Seguridad Social. Aumentan las enfermedades por riesgos psicosociales, el estrés, la ansiedad y los casos de cáncer derivados del trabajo, enfermedades musculo-esqueléticas, amianto…
Tenemos que denunciar de manera especial la sistemática ocultación y negación de las enfermedades profesionales ligadas a los sectores feminizados y que en las valoraciones de los riesgos laborales no se tome en cuenta el componente del sexo-género. Un sistema aparentemente neutral que en realidad esconde un modelo androcentrista de valoración de la salud laboral.
Este empeoramiento de la salud laboral no sucede por casualidad, ni es un fenómeno meteorológico. Es el resultado de decisiones y políticas dirigidas a precarizar las condiciones laborales, a incumplir sistemáticamente la normativa en materia de prevención y seguridad laboral y a permitir la impunidad empresarial ante dichos incumplimientos.
Reformas laborales; reformas de las pensiones que nos obligan a trabajar más años; bloqueo de la negociación colectiva por parte de la patronal, especialmente en los
sectores feminizados más vulnerables; uso excesivo de la subcontratación por parte de la administración y las empresas; contratación precaria de los jóvenes… Esas son algunas de las medidas que nos condenan a la precariedad y a exponernos a mayores riesgos para nuestra salud.
Es ridículo el número de inspectores en la CAPV y Nafarroa: 41 y 14 inspectores respectivamente. Osalan y el Instituto Navarro de la Salud Laboral carecen de potestad para poder imponer sanciones, por lo que sus dictámenes no son de obligado cumplimiento para las empresas, sino simples y meros consejos.
El ejemplo más claro de la privatización de los servicios públicos es el desmantelamiento de la sanidad pública en favor de las mutuas y las organizaciones empresaria- les, tal y como hemos destapado desde LAB.
Decisiones todas dirigidas a favorecer al capital en per- juicio de la clase trabajadora y la vida. Decisiones que nos consideran mera mercancía al servicio del capital. DECISIONES QUE NOS ENFERMAN Y MATAN.
Por todo ello, con motivo del Día Internacional de la Salud Laboral, LAB denunciará a los responsables de nuestra situación con sus decisiones.
LAB apuesta por fortalecer la lucha sindical para mejo- rar la salud laboral de las y los trabajadores, pasando del duelo a la prevención. El reto no es denunciar las muertes laborales, el reto es EVITAR las muertes y enfermedades profesionales. En los centros de trabajo y en la calle debemos integrar la salud laboral en nuestras reivindicaciones, en nuestra lucha diaria. Nos jugamos la vida. El próximo 27 y 28 de abril daremos un impulso a esas luchas en las calles de Euskal Herria.